Al otro lado de la vía

Suerte he tenido de no ser paciente (en plan en serio) hasta mis 32 años. He sido acompañante y familiar de paciente oncológico. Una historia que, como muchas otras, acabó mal. Mi mente ha borrado todo. No quiere recordar. Pero ahora hablo solo de la experiencia como paciente. Esa que todo o casi todo el mundo ha tenido menos yo hasta ayer. 

Bueno, la historia empieza un poco antes, cuando ves que algo va mal. Y en vez de salir escopetada al médico pues pasas, hasta que no puedes pasar más. Porque el médico para mí es mi compañero de trabajo, no el médico como lo ven los pacientes, es el que diagnóstica a otros, no a mí.
La salud para mí era eso que perdían los pacientes, no eso que podía perder yo. La bata azul es eso que les ponía en urgencias, no lo que significó ayer para mí: quitarme el uniforme de enfermera (que aunque no lo lleves y vayas de calle lo llevas puesto siempre en el cerebro) y ponerme el de paciente.
El uniforme de paciente debería tener una identificación como la que llevo yo cuando trabajo, no ser “el de la cinco o la fractura del ocho”. El uniforme de paciente debería ir acompañado de una enfermera que se presenta, que te dice te acompaño esta tarde, te pregunta cómo estás y que te enseña tu electro porque sabe que te encantan y ha sido alumna tuya. El uniforme de paciente debería ir acompañado de una TCAE que te sujeta cuando te vas a marear y de un celador que te da conversación porque ve que se te van a salir los ojos de las órbitas del susto que llevas al entrar a quirófano.

El uniforme de paciente debería ir con una médico de urgencias que te explica las cosas que te interesan de forman superclara (te van a abrir, tienes baja, asúmelo y ve avisando) y que te pone algo para tranquilizarte porque sabe que sin tu vicio malo (el de echar humo por la boca) mueres. El uniforme de paciente debería ir acompañado de un cirujano que te explica lo que te va a hacer y lo que te ha hecho, y de un anestesista que te explica cómo te van a colocar y que te diga que ahora te pone algo más para que no te enteres. El uniforme de paciente debería venir acompañado de una maravillosa persona y enfermera que aparece cuatro años después de no verte y te sube una napolitana de chocolate para desayunar como si el último día que la hubieras visto fuera ayer. Y debería venir con otra maravillosa persona-enfermera que casi no te conoce pero que te aprecia por tu trabajo y que, a pesar de sus obligaciones de supervisora, te da conversación una de las horas que por motivos circunstanciales tu familia no ha podido estar. El uniforme de paciente debería ir acompañado también de una llamada de tu jefa aunque esté lejos y de vacaciones. El uniforme de paciente debería venir acompañado de un internista que te despierta a las ocho de la mañana con una sonrisa.
El uniforme de enfermera no está completo hasta que no te pones el de paciente. Hasta que no entiendes que lo que para ti es Pepito que ingresa por tal y va a quirófano, es Pepito con un mundo que se le viene abajo aunque sea la mayor gilipollez del mundo. Y hasta que ese mundo no se te cae, no entenderás cómo se cae el de Pepito.
Como me dice una compañera por privado en redes sociales: 
“Me hacía falta la visión de enferma…. y me di cuenta de lo mala q había sido… Prepotencia, cuando estás sana con fuerza y además con uniforme…”.
Adiós la antigua enfermera Elena. Y bienvenida la Elena que se suma a la humanización, eso de lo que renegaba porque la creía inherente a la profesión y no ha creído en ella hasta que la ha sentido. Bienvenida la nueva enfermera Elena, esa que ya ha estado a los dos lados de la vía, que ha sentido el frío de quirófano con los dos “uniformes” y que ha tenido la GRAN SUERTE de tener todos los requisitos del uniforme del paciente que he redactado más arriba.
P.D. Mis más sinceras disculpas a todos los pacientes a los que no os he sabido entender y gracias por ser tan valientes bajo “el uniforme” por el que tarde o temprano pasaremos todos.

7 comentarios en «Al otro lado de la vía»

  1. No sabes cómo te entiendo…aunque yo empecé siendo niña-paciente que se quiso convertir en enfermera para ayudar/compartir/consolar/entender/sanar/acompañar a las personas,sobre todo a las que un día lo hicieron por mi… Hoy,con varios años de experiencia enfermera encima y muchos más de paciente,sigo esforzándome por hacer entender lo importante que es hacer sentir a los pacientes personas. Muchas veces es un pequeño grano de arena en un trabajo cada día más agotador y esclavo..pero es MI grano de arena,igual que el que el que aportó cada uno de los profesionales en su día y que me hacen ser mejor persona y mejor profesional. A veces te miraran con sorna,negarán con la cabeza,te dirán que es una pérdida de tiempo…pero no importa,tu sabes porque lo haces,y aquellos que te respetan profesionalmente y como persona pensarán "ella sabe porque lo hace" Te iras a casa frustrada porque querrías hacer más. ..es un punto de inflexión en tu carrera en el que te sensibilizaras más con los pacientes e incluso con tus compañeros,por lo que te sentirás triste y rabiosa al mismo tiempo..no siempre se podrán cambiar las cosas…pero seguirás poniendo TU granito de arena,en tu casa te sentirás orgullosa y el día que un paciente te dedique una sonrisa o un gracias por ser tan maja te sentirás una superheroina !! Y ese día seras invencible! Suerte en la lucha y ànimo para cada día. Espero que te mejores pronto porque la gente como tu nos hace mucha falta! (PD:no esperes reconocimiento profesional,muchos te dirán que estas haciendo méritos para suprevisora. .��)

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  2. Me alegro de que hayas vivido esa experiencia. Siempre me he puesto los dos uniformes juntos. Alguna vez las circunstancias te obligan a quitarte uno de ellos; pero son las circunstancias, no tú. Te aseguro que tendras más satisfacciones, porque serás más ellos, y menos frustraciones porque llevar la BATA de paciente te hace más comprensiva.
    Y ojalá no se tuviera que llegar al extremo de vivir esas experiencias para decidir ser más humano.Pero así somos, humanos.

    Saludos!

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  3. Gracias por compartir tu experiencia y tu reflexión. Espero que las enfermeras seamos mas humanas antes de que me toque pasar la experiencia.

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